Esta charla involucró a Miguel Kiguel, director ejecutivo de EconViews y Martín Redrado, secretario de Asuntos Estratégicos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El moderador fue el periodista Maximiliano Montenegro.
Miguel Kiguel
(05:40) «El país está en una situación extremadamente frágil y se enfrenta a una situación en la cual requiere talento y experiencia. La situación es compleja y aparecen problemas por todos lados. El primero es claramente un exceso de brecha cambiaria. Luego, el país tiene un gran déficit fiscal. Y además cuenta con un riesgo país enorme. Y el peor de todos los problemas, probablemente, es una inflación que está entre 150 y 180 % anual y una tasa de pobreza que llegó al 40 % durante el primer semestre. Tenemos hoy una economía totalmente frágil, desequilibrada y disfuncional».
(07:50) «Escribí un libro sobre las crisis económicas Argentina y siempre me pregunto a qué se parece lo que tenemos ahora. Me preguntan si es parecido al 1989, pero en mi opinión la situación es muy distinta. En 1989, no teníamos la misma economía, con el déficit fiscal de ahora, con la situación de default actual y tampoco el mundo es el mismo. La situación actual tampoco se parece a la de 2001, que recordamos como la peor crisis económica de la historia del país. Probablemente fue nuestra Gran Depresión, comparable con la de Estados Unidos del año 1929. Pero tampoco se parece, porque no creo que haya una crisis de deuda y bancaria y muchos de los ingredientes que tuvo la crisis del 2001, cuando explotó la convertibilidad. Entonces ¿a qué se parece la actual crisis? Diría que un poco a todas las anteriores. Tiene condimentos de muchas y se parece bastante a lo que pasó en 2015. Diría que estamos frente a un 2015 complicado. En 2015 ya había brecha, déficit, riesgo país, inflación, pobreza, falta de reservas y apenas un poco más de crecimiento que ahora. Entonces, ¿por qué no termina como el 2015? Si se acuerdan fue cuando llegó Mauricio Macri y se dejó flotar el tipo de cambio. En la práctica se devaluó y pasamos de 9 a 13 por dólar, aproximadamente un 60 %. ¿Explotó todo? No. La pregunta es ¿por qué ahora debería ser distinto? Actualmente hay cosas que están mejor y otras que están peor que en 2015. La deuda actual es mayor pero hay menos atraso cambiario que en el 2015. Hay más brecha y más deuda y además la inflación complica todo. Si bien se puede complicar aún más y aparecer otras ramificaciones, el riesgo más grande que hay en la Argentina hoy es que la inflación se escape y cómo hago para ajustar precios que hoy en día no están donde tienen que estar con una inflación del 150 a 180 % anual».
(12:15) «La gran dificultad que tenemos hoy entonces es anticipar lo que pasará en diciembre. Es el gran desafío y es donde uno empieza a pensar en escenarios. Es parte de lo que crea la incertidumbre y la ansiedad tan grande que notamos ahora. Me dicen que puede haber hiperinflación. Puede pasar y hoy no puedo descartar ningún escenario. El ideal es que podamos llegar al mes de diciembre con un marco de ajuste y de estabilización.
(14:50) «El pasado no lo puedo arreglar en un día, pero sí puedo empezar a autorizar importaciones, puedo regularizar la economía para que empiece a funcionar de vuelta. Pero para esto, no tiene que haber cepo y obviamente, es otro tipo de cambio y va a tener un efecto inflacionario. Al principio, va a estar peor pero con la política monetaria correcta y con un equipo bueno en el Banco Central, con gente idónea y con experiencia, se puede resolver. Se evita lo peor de una inflación aunque se mantendrá elevada durante cierto tiempo porque genera mucha inercia. Pero gracias a un programa de estabilización y cuando la macroeconomía esté lista, la inflación irá bajando. Es algo que hizo Israel en 1985. Bajó la inflación del 450 a 20 % muy rápido. Brasil también lo hizo con el Plan Real, con bajas de casí 25 % mensuales a un solo dígito. Esas cosas se pueden hacer pero hace falta gente que las sepa hacer. Si eso se da, es muy probable que la economía pueda reencauzarse. Pero requiere un muy buen diagnóstico y mucha capacidad técnica y de ejecución. También necesitará manejar la situación social y la calle».
(17:20) «También podría haber un escenario intermedio, yendo despacito. Creo que es algo que no funciona. No hay forma de cambiar esta realidad gradualmente. Si uno quiere sacar el cepo despacio, quiere devaluar despacio, quiere reducir el déficit fiscal despacio, lo más probable es que las cosas empeoren y y al final el mercado fuerce algún tipo de ajuste más rápido. Finalmente, la tercera opción que tenemos es la de la dolarización. Es un poco la solución mágica, con la cual todo se soluciona de repente. Es una salida que tantas veces buscó Argentina: descubrir un atajo y solucionar rápidamente problemas complejos. Pero ahora no se puede dolarizar porque el país no tiene dólares. Déjenme terminar con algunos puntos que nos dan un poco de esperanza. El año que viene va a haber dólares porque la cosecha va a ser buena. Entrarán US$ 25.000 millones y si se usan bien puede ayudar a que todos estos problemas se empiecen a solucionar rápidamente. Otro tema que me parece relevante es que sobre el plano político, la sociedad parece haberse corrido hacia el centro derecha y hoy están dadas las condiciones para hacer cosas que por ahí hace 10 años eran imposible. La sociedad está cansada y creo que está dispuesta a probar algo diferente. Y por último, tenemos que tomar en cuenta un jugador muy importante que va a tener un papel preponderante durante los próximos 4 años. Se trata del FMI. El Fondo está cansado de la Argentina es esta vez sí puede tener un peso importante en la conducción económica del país y ayudar en este proceso».
Martin Redrado
(22:25) «Me parece central analizar cómo va a ser la dinámica de la economía Argentina en las próximas semanas. ¿Qué soluciones hay hacia delante? Vamos a tener un año 2024 con dos riesgos centrales que cada uno de ustedes tiene que cubrir en su balance y en su estado de resultados: la inflación y el riesgo cambiario. Depende de cuántos dólares y pesos hay en circulación. En la actualidad, varios indicadores nos demuestran que hay pocos dólares y hay muchos pesos en la economía argentina. Es lo que genera tensión cambiaria y provoca mecanismos de intervención que está utilizando tanto el Banco Central. Se hablaba hace poco de las similitudes con 2015, quiero señalar otra diferencia es que hoy el Banco Central es el único financiador del sector público».
(26:15) «En una entrevista me decían los argentinos estamos acostumbrados a vivir con inflación. Una cosa es vivir con el 25 % de inflación y otra cosa es con el 160 o más. Cuando miramos la cantidad de pesos que hay por delante y la manera con la cual el Banco Central le pasa
pesos al sector público. Ahora no hay límite o se han sobrepasado los límites por distintas maneras. Los distintos programas y tipos de cambios significan más emisión de pesos. La otra manera que ha encontrado el Banco Central para financiar al sector público es comprar en el mercado secundario toda la deuda que sobraba. Se emitieron AR$ 5,47 billones. Genera un déficit todavía mayor que va a hacer que la meta con el Fondo Monetario sea incumplida. Hay que generar un nuevo programa con el FMI. Pero el punto central acá es el Banco Central que sigue siendo el único financiador».
(29:00) «Coincido con Miguel que la hiperinflación es evitable. No estamos todavía en un escenario de hiperinflación. Estamos en un escenario de inflación creciente, que crece por escalones. Una hiperinflación es la que tuvo que enfrentarse Bolivia cuando había 22.000 % en 1986. Actualmente, estamos en un escalón de dos dígitos, junto a un nivel de actividad económica en el cual todos los indicadores están cayendo, sea el consumo, la inversión, el comercio exterior. Los indicadores económicos están en rojo y empujan un PIB a la baja. En paralelo, vemos una caída de salarios, de asignaciones y de jubilaciones. Ya no alcanza el nivel de subsidios. El gobierno se jacta de que ha crecido el empleo. Creció la cantidad de autónomos y el sector público, pero no el empleo registrado privado. Se instaló una pobreza estructural y más particularmente en la niñez y la adolescencia».
(31:40) «Desde el primer día el próximo presidente tendrá que trabajar con los subsidios económicos, las transferencias a las provincias, los gastos de infraestructura y las empresas públicas. Son los cuatro rubros que hay que atacar para llegar a bajar cuatro puntos. Para esto se necesita músculo político y muchísima capacidad de ejecución. Además llegará con reservas netas negativas y mucha deuda. Me preocupa que la mayoría de la deuda pública está indexada de tal manera que va a generar mayores problemas hacia adelante. Habíamos logrado disminuir la cantidad de títulos públicos y de letras del Banco Central de manera regulatoria, esto se ha revertido. Hoy tenemos un sistema financiero que le presta mucho más al sector público que al sector privado, lo que genera un fuerte deterioro».
(35:30) «El próximo gobierno tendrá que generar confianza y credibilidad. Si tenemos un presidente que marca por decretos de necesidad de urgencia, ningún empresario va a tomar una decisión en términos de inversión. Tenemos que ir a un déficit cero y realizar una reforma
integrada del Estado. Tenemos que ir hacia la independencia del Banco Central y quitarle la posibilidad de que haya adelantos transitorios y financiamiento a la tesorería. Quiero subrayar tres temas más. Unos US$ 17,000 millones se fueron del sistema financiero desde que se puso el cepo. Hay que generar un marco legal para que esos dólares se puedan manifestar en la economía. El segundo tema es la fortaleza del sector agro acompañado por un programa de credibilidad fiscal que le puede brindar un incentivo. El tercero es el sector energético y minero, que necesitan un libre acceso a las divisas y necesitan para desarrollarse la seguridad que nadie vendrá en 2027 o 2030 con un nuevo cepo. Se necesita una ley especial y también tratados internacionales para garantizar la estabilidad jurídica».
(39:50) «Seguridad energética, transición energética y seguridad alimentaria: si la Argentina sabe aprovechar estos tres pilares con los instrumentos adecuados y con el respaldo político adecuado, tiene salida y el próximo presidente tendrá no solo la legitimidad de haber sido elegido sino la legitimidad de resultados concretos».