En esta charla la periodista detalla el concepto de «desequilibrio estable» que marca la economía argentina. Un resumen de los principales momentos del webinar del 1° de julio de 2021.
¿Qué viene en la economía de Argentina?
Es un desequilibrio estable, creo que eso es lo que viene. Dentro de una mediocridad absoluta, un desequilibrio con relativa estabilidad. ¿Cuál es el plan del gobierno para llegar a las elecciones? Por ahora la política argentina se plantea en términos electorales: la pandemia se coló, pero venimos pensando en las elecciones desde el año pasado.
-Lo primero va a ser una economía con un dólar estable. En marzo el ritmo de devaluación del dólar empezó a bajar: eso se va a mantener. Todos sabemos lo que significa el dólar en términos electorales.
-Poner pesos en la base de la pirámide: es peronismo. Se estaba viendo cómo ponerle fondos a la clase media y lo mismo busca la ANSES. El limitante son los desequilibrios de la economía, pero no se sorprendan si hay anuncios respecto de la clase media.
-Tratar de mejorar los salarios en términos reales. Al principio el acuerdo era que las paritarias no superaran el 35%; ahora se están revisando todas las paritarias, empezando por bancarios y siguiendo el resto de los gremios.
-El relato de las vacunas. Todas las encuestas demuestran que a medida que la gente se vacuna empieza a percibir por lo menos un poco mejor al gobierno. Es la gran apuesta».
¿Qué va a jugar a favor del gobierno?
«El viento de cola: por ejemplo el precio de la soja, que son dólares. Esto le permite al gobierno mantener el dólar quieto, que es clave en la estrategia electoral. Otra cosa es la superliquidez en el mundo; con la pandemia todos los países emitieron, están teniendo más inflación aunque se cree que es transitoria. Aunque seamos ahora standalone, la nueva categoría en que nos pusieron (básicamente no existimos), puede ser que algún peso llegue. Y hay otro punto a favor, y es que la región es un polvorín: Chile, Perú, elecciones muy complicadas, giro a la izquierda; hay que ver qué pasa con Brasil. Ayuda porque en un entorno donde estamos todos mal, el negro no parece tan negro, «matiza» nuestro tembladeral político.
Pero la estrategia del gobierno también tiene sus riesgos. ¿Va a zafar? Depende de los cisnes negros.
-¿Qué va a pasar si se revierte el viento de cola? Lo vimos con la soja, aunque ahora está recuperando. Además los fenómenos de ajuste de las «burbujas» son mucho más veloces.
-Hay un riesgo que la recuperación, que en realidad es un rebote, empiece a desacelerarse. El dato de abril del INDEC no fue tan bueno como se esperaba y se cree que mayo va a ser peor.
-Los salarios: con una inflación corriendo al 50% anual no hay paritaria que alcance.
-¿Qué pasa si no se desacelera la inflación en el segundo semestre? Con distintos nombres, la inflación está en el top 3 de las preocupaciones en las encuestas».
Ya les anticipo que se vienen más medidas. Además se espera un segundo semestre complicado con mucho más gasto, y se acaba el período de liquidación de exportaciones. Se viene nuevamente un semestre mucho más desafiante.
¿Cómo va a ser la economía del cortísimo plazo?
«Hay muchas variables que preocupan.
-Primero el dólar, se termina el período de liquidación de exportaciones y el pedido de dólares para importar ya es tan alto como en la prepandemia, con una economía mucho más chica. Importación de bienes intermedios y además importaciones de energía.
-Habrá medidas, se está pensando de nuevo en autos de lujo, todo lo que el gobierno interprete que es mínimamente de lujo se va a cortar.
-El tema energético es tan importante como el dólar. A mayo el Banco Central ya había gastado 1500 millones de dólares para importaciones de energía. Se está armando una suerte de tormenta perfecto: por un lado la sequía en el sur de Brasil hace que no haya agua para que las centrales hidroeléctricas puedan generar energía, entonces se está usando mucho más gas. Al mismo tiempo el «plan gas», para que las empresas productoras de gas tuvieran incentivos para seguir produciendo, llegó un año tarde. Hoy no hay el ritmo necesario para abastecer.
En el gobierno de Cristina, el tema energético fue su talón de Aquiles, exacerbó los desequilibrios de la última etapa de su gobierno.
-El gran dilema en el corto plazo es la tercera ola de Covid y la gran cantidad de vacunados sin segunda dosis. La realidad es que el ritmo de vacunación todavía está muy atrás como para tener a la gente vacunada con dos dosis frente a la variante Delta.
El gobierno hasta ahora esperaba vacunar a la mayor cantidad de gente con una dosis, pero se está replanteando revisar esta estrategia, porque la gente debe tener el esquema completo ante la nueva variante. Off the record, no descartan que en agosto haya que cerrar de nuevo. Este es un gobierno con poca capacidad de reacción. Hay muy poca posibilidad de plantear escenarios, Economía casi no tenía previsto gasto Covid para este año».
Desequilibros estables
«El gran desafío en este esquema de desequilibrios estables es qué va a pasar con las elecciones. Se está generando una olla a presión muy parecida a la de 2015, con la diferencia de que el cambio de administración desactivó la situación. Hoy los márgenes de acción son mucho menores. De todos modos el gobierno está decidido a postergar todas las decisiones importantes para después de las elecciones. Todo indica que van a seguir las trabas a las importaciones y las trabas al giro de utilidades.
En cuanto al dólar: serán inevitables los retoques después de las elecciones, aunque nunca nadie lo admite. La experiencia indica que enero y febrero son los meses para las decisiones cambiarias.
Otro desafío después de las elecciones van a ser la inflación y las tarifas. Además, otro desafío va a ser el Fondo Monetario y el Club de París. No me animo a asegurar que va a haber un acuerdo con el Fondo.
El otro eterno desafío postelecciones es qué pasa con la competitividad de la economía, hoy la Argentina tiene un nivel de inversión ínfimo. Hay industrias clave, que el gobierno tiene en la mira: uno es la energía; esto incluye el tema YPF, que algunos dicen «está fundida», está muy endeudada y hoy con lo que genera no logra pagar la deuda. Puede empezar a surgir algún tipo de ruido, puede ser un problema en cualquier momento.
Luego está el tema del transporte y la Hidrovía, que para empezar es un conflicto geopolítico y también, para el gobierno, un negocio. El gobierno no tiene capacidad de gestionar la Hidrovía, sino mediante una concesión privada. El Estado no tiene infraestructura para hacer lo que hacen los privados; quedará cobrando el peaje y quiere tener la caja del peaje.
El sistema de salud está en el ojo de la tormenta. Una de las pocas cajas que quedan es el sistema de salud precisamente. El proyecto de 2018 para la «integración» del sistema de Salud contemplaba no solo la participación del Estado sino también las ART, que también lo que tienen es flujo».
¿Se radicalizará el gobierno después de las elecciones?
«O se volverá al peronismo pragmático que conocimos. Un problema de base estructural es la interna política y la debilidad del gabinete de Alberto Fernández, con ministros sin poder. Son ministros que no funcionan, hay un problema estructural para atacar los problemas. Y es totalmente descoordinado. Al mismo tiempo hay outsiders que tienen cada vez más peso: uno es Axel Kicillof, luego Fernanda Vallejos, Felisa Miceli en el Instituto Patria; Roberto Feletti; Claudio Lozano. ¿Quién es el Instituto Patria? Instalan temas y esos temas empiezan a cobrar envergadura y ahí en el gobierno terminan perdiendo la batalla y se ven desbordados por los temas que van ganando envergadura.
El gran interrogante después de las elecciones también es político, ¿quién va a tener el poder? En función del resultado electoral hay que ver quién asume el poder. Si les va mal ¿quién asume los costos? ¿Qué pasa con el gabinete? Cambio va a haber seguro. Creo que la gran incógnita es cómo se administra esta economía mucho más desafiante y difícil que en el pasado. Y para mí hay que seguir muy de cerca el tema sindical, porque en algún momento funcionaron como contrapeso. Ahora me da la sensación de que hay muchos sindicatos interesados en hacer negocios».