Desde su sitio industrial en Balcarce, Provincia de Buenos Aires, el empresario francés nos presenta su start-up, creada sobre los principios de la economía de triple impacto.
(00:13) «Procens se dedica a la transformación de desperdicios alimenticios y los convierte en proteínas para la alimentación animal y en abono para la regeneración de los suelos, por medio de la cría de insectos a escala industrial. Estamos instalados en Balcarce y recuperamos los desperdicios de una multinacional que produce papa frita. Criamos moscas para tener huevos que nos dan larvas. En un ciclo muy corto de dos semanas aquellas larvas multiplican su peso por diez mil. Lo que no comen lo recuperamos y lo transformamos en abono para reemplazar fertilizantes químicos. La larva por su parte contiene proteína. La deshidratamos y la prensamos para extraer aceite y harina proteica. Ambos productos sirven para producir alimento balanceado para mascotas».
(03:56) «La idea nació de encuentros. Yo soy francés y mi socio François Nolet es belga. Nos encontramos por medio del industrial belga Gunter Pauli, el promotor del concepto de Economía Azul. En 2017, el Ministerio de Ambiente había pedido una investigación para medir el potencial de proyectos de economía azul en la Argentina. Yo había llegado hace poco y François trabajaba en la fundación de Pauli para detectar tales proyectos. Decidimos poner esas ideas y esos principios en práctica, en un ámbito productivo. La industria de insectos por otra parte se está desarrollando desde hace varios años en Europa luego de un informe de la FAO de 2013 en el cual se reconoce el potencial de esos animales como fuente de proteína. En Asia o en México se comen muchos insectos desde hace muchísimo tiempo».
(07:27) «Una etapa importante fue la selección del insecto. Trabajamos solo con larvas de la mosca soldado negro. Se usa mucho en el mundo por su eficiencia. El insecto vive tan solo unos diez días. No se alimenta y solo se reproduce poniendo huevos. La larva es la que come y hace todo el trabajo de biodegradación, de forma natural. A nosotros nos interesó porque es un proceso natural: no dañamos ningún ecosistema. Solo le damos las condiciones ideales de comida, de luz, de temperatura para obtener la máxima eficiencia de su parte. En todo este proceso no generamos ningún desperdicio y nuestro insumo es un desperdicio. Y al final contamos con tres productos de valor agregado».
(10:30) «Ni François ni yo somos especialistas en insectos, ni biólogos o agrónomos. Yo fui vicepresidente de un banco privado en Singapur. Trabajé como consultor en Accenture para bancos entre Europa y Asia. Sentí que mi vida no tenía propósito a pesar de ser un modelo de éxito para la sociedad de consumo. Luego de un viaje por varios países del mundo, llegué a la Argentina para hacer voluntariado. Me enamoré de ese país. Lo tiene todo y es muy difícil entender por qué está en el lugar donde está… François por su parte hizo estudios de ingeniero comercial y de negocios en Bélgica. Nuestra fortaleza es ser muy curiosos, armar redes y pensar out of the box«.
(15:18) «Los principios del Triple Impacto están en el ADN de Procens. El propósito básico de un emprendimiento es generar ganancias. Una empresa B o de Triple Impacto debe hacer lo mismo, pero al mismo tiempo genera impactos positivos a nivel social y ambiental. Sus resultados no se miden entoncés solo de manera económica, pero sobre el conjunto de estos tres parámetros. A modo de ejemplo, tenemos un acuerdo con el Banco de Alimentos de la región Balcarce, Mar del Plata, Tandil. Los supermercados de la zona derivan frutas y verduras cercanas a la fecha de caducidad al banco. Lo que la institución descarta, Procens se lo compra para sus larvas. El Banco de Alimentos tiene así una fuente adicional de ingresos que puede utilizar para comprar más alimentos que reparte entre la gente que lo necesita».
(21:00) «Para mí todas las empresas tendrían que ser de Triple Impacto. En los Estados Unidos ya es una forma de empresa, la B Corp. En la Argentina hay un centenar de empresas B. Varias grandes empresas, como nuestro partner McCain, están empezando a prepararse para certificar como empresas de triple impacto. Para lograrlo, el empresario tiene que repensar todos los procesos, tomar en cuenta todos los aspectos desde el ambiente hasta la integración. Hay una buena herramienta en la web, gratuita, para medir y evaluar el potencial de triple impacto de un emprendimiento. Se llama Evaluación de Impacto B. Pero lo más importante, es definir un plan y actuar. Sin olvidar que tenemos que generar rentabilidad».
Más datos sobre Procens: www.procens.org.