Forum Empresarial 2021

Forum Empresarial 2021: la compleja situación política argentina

Tres analistas dan su visión de la situación política en la Argentina actual, durante el XIX° Forum Empresarial 2021 de la CCI France Argentine, el 9 de noviembre.

Oradores:
Mariel Fornoni, socia directora de Management and Fit.
Sergio Berensztein, Presidente de Berensztein.
Marcos Novaro, analista político, columnista de distintos medios de comunicación y profesor e investigador de la UBA y el Conicet.
El moderador del panel fue Juan Luis Buchet, Corresponsal de Radio France Internationale y director periodístico de Radio Cultura.

Cómo visualizar las participaciones de cada orador (la referencia de tiempo corresponde al principio de cada intervención):
07:20 – Mariel Fornoni
21:05 – Marcos Novaro
39:20 – Sergio Berensztein
54.30 – Espacio para debate y preguntas de los asistentes.

Mariel Fornoni

Las PASOS de la elección de medio término fue un shock para muchos. Los votos que reciben los oficialismos en este tipo de votación tienen que ver con el nivel de aprobación que tengan. De hecho Alberto Fernández quería que sea un plebiscito de su gestión. La derrota fue fuerte y más fuerte fue lo que pasó después en la alianza del gobierno y sobre todo entre Alberto y Cristina Fernández. Actualmente, el nivel de aprobación del Gobierno es de 26 puntos, cuatro menos que en septiembre de 2021.

Es difícil armar coaliciones de gobierno en la Argentina, que tiene un sistema hiperpresidencialista. Los acuerdos son funcionales para ganar elecciones, pero dificultan el hecho de gobernar. Sobre todo cuando el liderazgo es débil como en el caso del gobierno de Alberto Fernández. Al principio de la pandemia se creó un inicio de círculo virtuoso, con un pico de aprobación en abril. Se veía que tomaba decisiones y no aparecía Cristina Fernández; además la gente necesitaba creer en algo. Creció así la aprobación hacia el gobierno, las instituciones e incluso la justicia. Pero duró muy poco y todo volvió a diluirse para caer en un índice de confianza de 26 %, similar a lo que había durante la crisis del campo.

Seis de cada diez argentinos estiman que la situación económica es mala y más de siete de cada diez argentinos no cree que el Gobierno esté en condición de gestionar la inflación, la educación o la salud. Vemos una situación muy complicada para los dos próximos años. La gente perdió la confianza en la gestión, pero también en otras cuestiones. Durante el primer año de pandemia, cuando hacíamos encuestas, la corrupción salía siempre como principal tema de preocupación de los argentinos, a pesar de haber urgencias económicas y sanitarias muy preocupantes. Es porque la gente entiende que la corrupción es un tema endémico en el país,  que lo explica todo: la vacuna que faltaba la tenía otro, la obra que no se hizo es porque los fondos se desviaron, etc. La corrupción es transversal y es tema de preocupación incluso entre los que votaron al actual gobierno. La foto de la fiesta de Olivos fue nada menos que esa corrupción puesta en escena.

Ahora es la inflación que aparece como el punto principal de las preocupaciones, pero la corrupción sigue ocupando el segundo lugar. ¿Qué pasará a partir de ahora?, mientras que la aprobación a la gestión sigue cayendo y que la confianza no se recupera.

Marcos Novaro

Los dos próximos años probablemente van a ser muy malos, en muchos aspectos y quizás extrañemos los dos primeros del Gobierno de Alberto Fernández. A lo largo de los últimos diez años tuvimos gestiones cada vez peores, pero a lo largo de este tiempo se puso a prueba un sistema político que tiene como desafío responder si hay salida para este país. Si logramos sobrellevar estos dos años que vienen y tener una fórmula de salida en 2023, esta expectativa se verá cumplida.

El desafío del oficialismo ahora es seguir manteniéndose en pie y poder administrar. Lo hará mal, pero lo hará. Aunque existen dudas sobre si son capaces de esto o si cometerán errores autodestructivos. Los dos protagonistas de este drama, Alberto y Cristina Fernández, entendieron muy mal el escenario que se les presentó. Alberto pensó que podía «estirar las cosas» y Cristina que podía torcerle el brazo y salir ganando. Los dos pagaron un precio muy alto por esta incomprensión. Seguramente cometerán otros errores, pero no repetirán los mismos.

Los escenarios posibles para este gobierno son varios. El primero, totalmente inalcanzable, es que se corrija, se modere y haga un acuerdo decente con el FMI. El otro, que más se discute hoy en día, es él de la radicalización, impulsada por Cristina. Muchos temen que tome el control total del Gobierno, bloquee cualquier acuerdo con el Fondo y endurezca todas las políticas, forzando un desequilibrio de variables totalmente explosivo. Provocaría un Rodrigazo antes de 2023. Pero ella lo sabe y la frena una cuestión práctica de supervivencia. Ella conoce los riegos de radicalizarse, que le haría perder el capital que le queda para 2023. Lo que hay adelante de nosotros es entonces es más bien una política de parches y más parches, en una zona gris. El Gobierno es básicamente conservador y no tiene programa. Cree que, si aguanta, las cosas van a estar mejor mientras sigue atrapado dentro de la fórmula que inventó para retener el poder.

La oposición también tiene un papel que cumplir. Lo vimos en 2013-2015: el que viene es quien financia el que se va. Si la oposición se desempeña bien, tiene que hacer mucho más que recoger los fracasos del oficialismo. Eso es algo que sabe hacer muy bien, pero no está tan claro si es capaz de presentar una fórmula de gobierno mejor que la de 2015. Ya fracasó y ahora las condiciones son aún peores. Su fracaso sería más rápido todavía. ¿Cómo puede actuar mejor la oposición? Podría lograrlo de distintas formas: ampliándose, mejorando su programa, mejorando sus liderazgos. Esta oposición por el momento no genera confianza. Solo recupera votos negativos. Su triunfo electoral la complicó, porque hay ahora más aspirantes al liderazgo. El gran desafío es armar una coalición que rompa los bloqueos y tenga como componentes: confianza, reglas de juego, programa y liderazgo.

Sergio Berensztein

Es imposible que se instale el escenario de la radicalización. Este Gobierno no tiene un vector de poder interno que lo haga factible. Es una coalición en la cual ninguno tiene un peso propio suficiente frente al Presidente o a la Vice; pero que en su conjunto todos podrían garantizar la gobernabilidad y evitar la ruptura. No se sabe si el Gobierno va a hacer un giro para evitar una situación compleja, va a acordar con el FMI y cambiar la narrativa (ajustando tarifas y achicando la brecha cambiaria) o querrá preservar su base de sustentación que está en contra de estas políticas, como lo vino adelantando la Cámpora.

No estoy pensando que se haga un giro pragmática, sino creo que más bien se va a tratar de «reptar en barro». Hay mucha experiencia en la Argentina para procrastinar y postergar decisiones importantes para intentar que lo haga otro. A veces sale bien y los gobiernos logran que el problema explote en manos de otros: lo logró Menem con De La Rúa, lo logró Cristina Kirchner con Macri. En este caso la crisis no es postergable y que no hay margen para hacerlo. Las condiciones son distintas a las de 1998/1999 y 2014/2015. Unas pocas correcciones no van a ser suficiente para llegar al 2025.

La secuencia será más importante que los primeros movimientos. No hay que pensar que las primeras reacciones del Gobierno que pueden ser evitar de caer en una radicalización son sustentables en el tiempo. Veo cuatro escenarios para ordenar el panorama futuro: si la Argentina evita una crisis de gobernabilidad y acuerda con el Fondo, hay un sendero de relativa estabilidad. El peor escenario sería no acordar con el Fondo y tener una crisis de gobernabilidad. Provocaría una corrección de mercado rápida. Algunos piensan que es mejor el fin de una agonía que una agonía sin fin.  Hay que recordar que cada vez que la Argentina tuvo un episodio de este tipo, terminó siendo más pobre y más injusta.  Fue distinto tener un Rodrigazo en 1975 con 8 % de pobreza y 4 % de desocupación al tenerlo ahora con la mitad de la población pobre y un problema de empleabilidad enorme. Las otras dos posibilidades son intermedias: acuerdo con el Fondo y ruptura en el Gobierno; o sin acuerdo y sin ruptura. El mejor de los dos sería tener un acuerdo con el FMI aunque haya una ruptura en el ejecutivo, sobre todo si implica una pérdida de influencia de los sectores más duros.

No hablo de la oposición porque no creo que vaya a tener un rol importante en la gestión del Gobierno. Quiero aportar un comentario optimista. En la Argentina hay que hacer muchas reformas en el sistema electoral, que es arcaico y absurdo y cuyo financiamiento es una vergüenza; pero hay transparencia en el proceso electoral y esto genera un piso de legitimidad democrática valioso.

Desde el 2005 tenemos un sistema política conformado por dos fuerzas que representan al 75 % del electorado. Funciona mal y las coaliciones son disfuncionales y sin programas, pero no hay vacío de poder en término de fragmentación del sistema político. No es lo ideal, pero es un piso no menor que evita problemas muy complejos. El Rodrigazo se dio con mucha violencia en la calle, vacío de poder y ausencia del sistema. Nada de esto se da ahora. En 2001 había una coalición desecha y una elección que sirvió de disparador de la crisis.

Para la organización de este Forum, CCI France Argentine agradece a: 

 

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