Sustentabilidad

Medir y reducir la huella carbono de las empresas

Es fundamental medir la huella de carbono para mitigar sus efectos en el cambio climático.

Por Marcelo A. Taboada (*)

El cambio climático originado por las actividades humanas constituye uno de los mayores desafíos ambientales que se pudiera interponer en el camino hacia el desarrollo sustentable durante el presente siglo.

El cambio climático, por la importancia de las actividades que lo originan y por sus alcances y consecuencias, no sólo constituye un problema ambiental sino, también y sobre todo, un problema de desarrollo, con profundos impactos potenciales en la sociedad, la economía y los ecosistemas. Mitigar el cambio climático implica limitar y reducir las emisiones de gases efecto invernadero a la atmósfera, a niveles muy inferiores a los que prevalecen en la actualidad. Esta es una tarea que reclama la participación de todos sobre una base de cooperación y entendimiento de alcance mundial.

Para la sociedad, la mitigación del cambio climático representa un desafío y una oportunidad para introducir patrones más racionales y sustentables de producción y de consumo, cuyos beneficios se extiendan más allá de sus componentes climáticos. Mediante la medición, el control y la eventual reducción de sus emisiones, los agentes económicos pueden mejorar las condiciones ambientales locales y su competitividad a escala nacional y global, a la vez que contribuyen a la resolución de un grave problema global.

Reducir emisiones de gases efecto invernadero también lleva aparejados beneficios en cuanto a limitación de emisiones tóxicas, mejoras a la salud, ahorros económicos por eficiencia energética o introducción de nuevos procesos, promoción de fuentes renovables de energía, identificación de oportunidades para participar en mercados de carbono, y en general el mejoramiento de la posición estratégica para el desarrollo sustentable de la propia empresa y del país.

Cuando hablamos de huella de carbono nos referimos a un indicador ambiental que pretende reflejar «la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto». Tal impacto ambiental es medido llevando a cabo un inventario de emisiones de GEI o un análisis de ciclo de vida según la tipología de huella, siguiendo normativas internacionales reconocidas, tales como ISO 14064-1, PAS 2050 o GHG Protocol entre otras.

La huella de carbono se mide en masa de CO₂ equivalente. Una vez conocido el tamaño y la huella, es posible implementar una estrategia de reducción o compensación.

Existen tres alcances para realizar la medición

Para las organizaciones se diferencian tres tipos de emisiones

  • Emisiones de Alcance 1: también denominadas Emisiones Directas. Son los gases de efecto invernadero emitidos de forma directa por la organización, por ejemplo por el uso de combustibles fósiles en maquinaria o vehículos propiedad de la organización, por pérdidas de gases refrigerantes, o por reacciones químicas durante los procesos productivos de la organización.
  • Emisiones de Alcance 2: o Emisiones Indirectas por Energía. Son los gases de efecto invernadero emitidos por el productor de la energía requerida por la organización. Dependen tanto de la cantidad de energía requerida por la organización como del Mix energético de la red que provee a la organización.
  • Emisiones de Alcance 3: también denominadas Otras Emisiones Indirectas. Son las atribuibles a los productos y servicios adquiridos por la organización, que a su vez habrán generado emisiones previamente para ser producidos. Son las más difíciles de contabilizar debido a la gran cantidad de productos y servicios utilizados por las organizaciones y a la dificultad en conocer las emisiones de estos productos o servicios si no son aportadas por el propio productor.


Pasos para llevar adelante la medición de la huella de carbono

Tres puntos clave para entender el impacto del carbono / cambio climático en las empresas

El impacto del cambio climático puede afectar fuertemente la rentabilidad de muchas empresas, llegando incluso a poner en riesgo su viabilidad futura, especialmente si no se diseñan e implementan medidas que apunten a la adaptación estratégica frente a los efectos del cambio climático y las nuevas regulaciones.

  •  Puede afectar sus procesos y sus costos al tener que reducir el uso de determinadas materias primas o tipos de energías (por ejemplo, las provenientes de combustibles fósiles) o incluso tener que buscar sustitutos, viéndose en la necesidad de adaptar sus procesos, productos o servicios.
  • Es fundamental realizar un análisis de escenarios para respaldar la visión estratégica de cómo proteger y crear valor.
  • Por ello es esencial que las empresas estén mejor informadas sobre los posibles riesgos relacionados con el clima, y la mejor manera de gestionarlos

Muchas organizaciones no tienen una comprensión clara del alcance y la magnitud de los posibles efectos derivados del cambio climático a corto y largo plazo, en general debido a que se modifican la mayoría de los riesgos comerciales tradicionales, siendo necesario encarar una comprensión clara, optimizar las capacidades de medición para evaluar los posibles efectos en las operaciones y el desempeño de una organización.

Un ejemplo: la temática de mitigación y/o compensación de emisiones en una empresa.

Cuando una empresa, por sí misma llegue a un límite, por debajo del cual no puede realizarlo, comenzará a analizar y a solicitar la huella de carbono de sus proveedores que impactan en su propia huella. A nivel internacional ya se está trabajando para lograr lo que se denomina carbono neutralidad, donde la respuesta de la UE al cambio climático consistió en implementar normas para fomentar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos un 55 % de aquí a 2030, con una perspectiva a largo plazo: una UE climáticamente neutra de aquí a 2050, mediante un régimen de comercio de derechos de emisión, implementando un programa de “licencias de emisión”, con topes decrecientes e impuestos crecientes.
Pero ya hay empresas que no solo están procurando ser carbono neutrales, sino que a partir del 2050 SOLO van a comprar insumos a proveedores que sean CARBONO NEGATIVO.
La medición de la huella de carbono debe ser posteriormente verificada y la implementación de las medidas de mitigación / compensación validadas por organismos de tercera parte.
En ese momento aquellas empresas que no hayan calculado sus emisiones carecerán de la oportunidad de competir y para cuando lo realicen quizás descubran que deben realizar adecuaciones para mitigarla y ser competitivos, más allá de ser sustentables, ello no se logra de la noche a la mañana.

Más datos en www.sustentable.org

(*) Marcelo A. Taboada es Presidente de Certificación Sustentable S.A., un Organismo de Certificación de Desarrollo Sustentable cuyo objetivo principal es la certificación de Productos, Procesos, Servicios y Organizaciones Sustentables.

Certificación Sustentable brinda soluciones acordes a la necesidad del mercado, donde cada vez más empresas y marcas comprenden la necesidad de involucrarse con un desarrollo sustentable en su estrategia de negocio y cambiar los procesos de trabajo, productos y servicios hacia una práctica más sustentable y durable en el tiempo; para utilizar los recursos naturales, económicos y su capital humano de manera más eficiente, inteligente y responsable, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.

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