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André Citroën, el hombre que cambió la industria del automóvil

Se conmemoran los 145 años del nacimiento del legendario industrial, en febrero de 2023. Stellantis aporta precisiones sobre su historia y la trayectoria de su empresa. 

Uno de los nombres más innovadores y visionarios de la industria automotriz nació el 5 de febrero de 1878 en París. Se trata de André-Gustave Citroën, fundador de la marca que lleva su nombre. Ha sido el impulsor de importantes renovaciones reconocidas hasta el día de hoy y aplicadas en la producción de vehículos en todo el mundo.

Fue el menor de cinco hijos de la pareja de Levie Citroën y Masza Amalia Kleinman. Se crió en un hogar de costumbres cosmopolitas y orientado a los negocios. Pero fue solo después de los 30 años que el futuro empresario comenzó a interesarse realmente en el universo automotriz.

El apellido Citroën fue creado en circunstancias curiosas, bajo la influencia de Napoleón Bonaparte. En 1811, el entonces emperador francés ordenó un censo, obligando a todos aquellos que no tenían apellido a recibir uno en todos los países conquistados (y entre ellos los actuales Países Bajos). Quiso que los nuevos apodos pudiesen identificar a la persona a través de su ocupación. El bisabuelo de André, Roelof, era vendedor de frutas, y pasó asi a llamarse Roelof Limoenmann (el hombre de los limones), en referencia a su profesión. Uno de los hijos de Roelof, Barend, tuvo que cambiar ese apellido para complacer a su futuro suegro, un reconocido artesano orfebre. Barend se casó con Netje Rooseboom luego de haberse convertido en Citroen (un nombre que significaba limón, en holandés). Levie, uno de los doce hijos de la pareja y padre de André, quería expandir el comercio familiar de piedras preciosas y metales y se mudó a Varsovia, Polonia, donde se casó con Masza Amalia Kleimann. Sin embargo, debido al hostigamiento de los rusos, la pareja decidió instalarse en París, donde una vez más se aportó un cambio al apellido familiar. Para darle una connotación francesa, agregó la diéresis sobre la e.

Aunque la tendencia en aquellos tiempos era perpetuar el negocio familiar, André no tenía interés en las piedras preciosas. Por su visión más moderna y tecnológica, anhelaba innovar y producir, sentimientos que se intensificaron después de su ingreso en el curso de ingeniería en la École Polytechnique y la oportunidad de visitar fábricas especializadas en mecánica de precisión durante la graduación. El futuro industrial se graduó a los 22 años y, cinco años más tarde, creó su primera empresa. Exploró una patente para el equipo bihelicoidal, conocido como espina de pescado, que fue perfeccionado por Citroën y se convertiría en la base para el símbolo de la marca utilizada hasta nuestros días: los «Dos Chevrones» (Deux Chevrons en francés).

Se interesó así en la industria automotriz a partir de 1908, cuando asumió el cargo de gerente general de Mors, una compañía automotriz en declive. André Citroën desarrolló nuevos modelos y reorganizó de los procesos de fabricación. Las ventas de la marca se multiplicaron por diez en tan solo seis años. Mors, sin embargo, no sobrevivió a la Primera Guerra Mundial y Citroën decidió entonces poner en práctica un viejo sueño: producir vehículos accesibles a una mayor parte de la población. En 1919, compró un terreno en el muelle de Javel, al borde del Sena, en París, y así nació su fábrica de automóviles.

Innovaciones en comunicación y tecnología

Uno de los diseños iniciales de la nueva planta fue el Citroën Type A 10 HP, el primer automóvil europeo construido en serie y el primer automóvil francés con dirección izquierda. El modelo estaba equipado con un motor de cuatro cilindros de 1.327 m ³ y podía alcanzar una velocidad de 65 km/h, así como venir de fábrica con capó, rueda sobre la lente, faros y otros sistemas eléctricos.

En un momento en que los derechos laborales aún estaban arrastrándose, Citroën se destacó al utilizar la mano de obra femenina, para lo cual estableció servicios sociales sin precedentes, como comedores y guarderías para empleadas que tenían hijos. Y en 1927, el empresario fue el primer empleador en Francia en pagar el decimotercer mes a sus empleados.

Citroën también fue uno de los primeros fabricantes de automóviles en comprender que un vehículo no se limitaba a su producción: creó un servicio de postventa completo que incluía una red de reparadores, un catálogo de piezas, garantía, alquiler de automóviles y venta a crédito. Con el tiempo, también abrió sucursales en Francia, filiales y líneas de montaje en el extranjero.

Innovador también en la Comunicación, Citroën se destacó en el camino de ser aún más conocido. Entre tantas acciones, escribió su nombre con un avión en el cielo de París y también en letras luminosas en la Torre Eiffel (1925 a 1935). También lanzó juguetes Citroën, como el Citroennette, un carro de pedales con las mismas placas que los modelos originales. Y finalmente, organizó cruzadas transcontinentales que fascinaron al mundo entero, como la Travesía por el Sahara.

André Citroën murió el 3 de julio de 1935, a los 57 años. Pero su legado e ideas permanecen firmes, mucho más allá de su tiempo.

Más datos en www.citroen.com.ar.

 

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